Reseña | Sekiro- El camino de la espada y la superación a la adversidad

Han pasado ya casi tres años del lanzamiento de Sekiro:Shadows Die Twice, pero eso no significa que haya perdido esa magia que cautivó a más de dos millones de jugadores en sus primeros diez días de lanzamiento, al contrario, sigue vendiendo como si fuera un juego recién salido de los hornos de FromSoftware y de la mente de Hidetaka Miyazaki, y por ello, hoy quiero hablarte de mi aventura por las tierras de Ashina durante el periodo Sengoku.

La Vida en los ojos del «Lobo».

A diferencia de otros juegos de la compañía en donde creamos nuestro propio personaje para el resto del juego, en Sekiro tomamos la espada del Shinobi Ōkami (大神) o Lobo en nuestro idioma, un shinobi criado en el campo de batalla y que cumple con las órdenes de su padre de proteger a su señor, el descendiente celestial, un Miko muy importante en los intereses de Ashina y que el lobo deberá resguardar y servir con total devoción.

Pero alejándonos un poco del tema argumental, vivir el juego a través de un único protagonista es algo que no habíamos visto hasta entonces en juegos de FromSoftware, quienes con esto nos dejaban claro que esta aventura sería algo muy diferente con un personaje que, aunque quizá sea falto de carisma debido a su personalidad, lo compensa con un carácter y severidad inquebrantables en el camino de la espada, el cual nos lleva a nosotros mismos a desenfundar la única hoja disponible en el juego en cada combate.

Equipamiento limitado, pero con un gran abanico de opciones.

Complementando el párrafo anterior, a diferencia de juegos que te brindan la opción de elegir entre cuarenta alabardas, quince lanzas, veinte espadas bastardas, y muchas otras opciones, en Sekiro solamente tienes un arma disponible, La Sabimaru, una única Katana que te acompañará a lo largo de tu aventura en su forma original.

Y antes de que digas que existen otras dos armas en el juego, quiero aclarar que la prótesis de Shinobi que recibe el lobo en los compases iniciales de la aventura es una herramienta, así como la espada mortal, las cuales no usas activamente para el combate como tal, pero que, utilizadas con inteligencia se convertirá en tus mejores aliados a la hora de simplificar determinados combates; y las cuales a diferencia de la Katana, si puedes mejorar utilizando una selecta gama de materiales y una reducida cantidad de dinero, y más adelante descubrirás porque digo reducida.

Antes de pasar al siguiente apartado, hablemos de una herramienta que cobra mucho protagonismo durante la aventura, además de los combates, El Gancho, que si bien nos lo presentan como una herramienta de la prótesis de Shinobi, actúa independientemente de esta, y resulta muy útil para alcanzar espacios que serían imposibles de abarcar sin su uso, además de permitirnos generar estrategias de combate contra varios enemigos y jefes como Gyobu, El demonio del odio, El toro y los ogros encadenados, en donde el gancho puede ser determinante dependiendo de nuestro estilo de juego.

Jefes Únicos e Irrepetibles.

Habiendo mencionado a algunos de los desafiantes jefes de Sekiro, hablemos un poco del extraordinario diseño tanto en aspecto como en jugabilidad, en donde cada uno de los jefes es único e irrepetible por menor importancia que parezca tener, en donde se nota que la prioridad del estudio no fue llenar un mapa enorme con jefes idénticos pero con colores diferentes, sino implementar jefes memorables en un mapa de un tamaño reducido, en donde puedo asegurar que solamente un jefe se «repite» como tal, y dos minijefes hacen doble presencia en las tierras de ashina.

Además, cada jefe tiene su propia manera de afrontar su respectivo desafío, ya sea por su set de movimientos, por el entorno en el que se encuentran o por las herramientas, habilidades y estadísticas que posees la primera vez que te encuentras con ellos. Todos representarán un desafío distinto para cada jugador, lo que significa que para cada persona el jefe más difícil puede ser uno distinto, ejemplificando en mi experiencia, en donde el jefe más desafiante para mi estilo de juego fue Genichiro debido a sus combos con arco y flecha, y el cual está calificado como uno de los jefes más sencillos para muchos jugadores.

Pero aunque cada jefe represente un duelo distinto, hay un único requisito para poder superar Sekiro sin morir fuera del juego en el intento, una única mecánica que será absolutamente necesaria y sobre la cual, giran todas las acciones de combate durante tu aventura, el parry.

El Parry.

¿Qué tan importante debe de ser el parry en Sekiro para que tenga su propio apartado? Creo que la pregunta se resuelve por sí sola, sin el parry no lograras superar el reto que supone el juego, ya que el bloquear o desviar ataques en el momento justo es lo que te permitirá acercarte a una de dos opciones, siendo una reducir la barra de postura de tus oponentes y la otra dejarlos vulnerables a tus ataques en tu camino a reducir su barra de vitalidad.

Pero no se trata de que no haya margen de error, ni de conseguir una no hit run como las conseguidas por Chuso Montero o Alexelcapo por mencionar a algunos de los más reconocidos en el entorno hispanohablante, se trata de aumentar la cantidad de opciones que dispones porque el parry no es la única opción para derrotar a tus oponentes, no obstante sí que podría considerarse el camino más directo.

La Dificultad en Sekiro: Shadows Die Twice.

Aquí no vamos a hablar de sí Sekiro es más difícil o menos difícil que otros juegos de FromSoftware, en su lugar hablemos de la dificultad que representa dentro de su mundo, en donde el reto principal se centra en entender al lobo como una extensión de ti mismo, y a sus herramientas como las tuyas propias, con lo cual podrás sortear la mayoría de obstáculos que el juego coloca en frente de ti.

Adicionalmente, dominar dichas mecánicas no solo facilitará tu recorrido por las tierras de Ashina, también la convertirán en un viaje divertido e inolvidable.

Viaje antes que Destino.

En Sekiro: Shadows Die Twice sabes que llegarás al final tarde o temprano, no obstante cada paso, cada combate, cada parry, cada objeto que recoges, cada zona que visitas, cada NPC con el que hablas y cada reto que superas hace que cuando finalmente tienes que dar un vistazo atrás recuerdes todo el crecimiento que has tenido desde que el descendiente celestial te dio la katana por primera vez.

El viaje por las tierras de Ashina es diferente para cada persona, pero la experiencia para todos yace en la superación, y la recuperación de esa voluntad de luchar ante las adversidades que el juego y la vida te presentan en muchas ocasiones.

Conclusiones.

Sekiro puede ser con mucha facilidad uno de los mejores juegos de todos los tiempos, sin importar a quien le preguntes, no por nada se le adjudicó el premio de GOTY (Game Of The Year) en el año en que fue estrenado, y que aún años después se mantiene tan vivo y voraz como el primer día.

Tal y como mencione antes, aun si no has jugado a juegos de From o si no has jugado juegos del tipo «Soulslike» este juego es totalmente diferente a todos los demás, siendo la evolución de un estudio que encontró la forma de reinventarse de una manera nunca antes vista sin desechar la esencia de dificultad y desafío que siempre los ha caracterizado.

Por último, es una fórmula que nos deja a la espera de una posible segunda entrega, o de un juego que perpetúe las características que nos ha mostrado la historia del lobo y compañía.

Y aquí nos despedimos, no sin previamente recomendarte que visites nuestra web para más reseñas de videojuegos actuales y clásicos, y ahora sin más que decir, te deseo un feliz y arduo viaje por las tierras de Ashina.